Sanación energética contra la esclerosis múltiple, acupuntura para la infertilidad, reiki para migrañas y enfermedades autoinmunes, veneno de abeja homeopático contra la fibromialgia y fitoterapia para revertir el Alzheimer: son algunos de los remedios que ofrecen hospitales universitarios estadounidenses, según relataba el año pasado un informe de Stat News. Las terapias complementarias y alternativas han estado presentes entre los humanos desde la aparición de los primitivos curanderos y chamanes. Se podrÃa esperar que en unos tiempos más racionalistas y cientÃficos decayera su empleo. Sin embargo, en Alemania, por ejemplo, el 40 por ciento de la población acude a estas opciones tanto para malestares leves como para enfermedades graves. Incluso entre adolescentes, el uso de las diversas alternativas -desde hierbas a nutracéuticos o melatonina– se ha duplicado entre 2003 y 2013, según un estudio publicado en junio pasado en JAMA Pediatrics.
Por lo general, estas terapias, en su mayor parte con efecto placebo, son inocuas, salvo para el bolsillo del consumidor. Englobarlas a todas bajo la etiqueta de complementarias, más apropiada que la de alternativas, pues muy pocas veces pueden sustituir a un tratamiento ortodoxo, es por otro lado injusto y frÃvolo: no se pueden poner en el mismo plano el reiki y la acupuntura. La ausencia de estudios rigurosos y de controles más estrictos sobre ellas las sitúa, además, en un limbo paramédico que beneficia su promoción y desconcierta a los pacientes. Su gran peligro, como se denuncia cada vez más, es que se conviertan en alternativas a las vacunas o a la quimioterapia.
Por lo general, las complementarias, en su mayor parte con efecto placebo, son inocuas, salvo para el bolsillo del consumidor
En el congreso anual de la Sociedad Europea de OncologÃa Médica (ESMO) que se está celebrando en Múnich, el equipo de Audrey Bellesoeur, de la Universidad de ParÃs-Descartes y del Hospital Cochin, ha presentado un análisis sobre las interacciones farmacológicas en pacientes con sarcomas (el uno por ciento de todos los cánceres). En su revisión de 202 pacientes sometidos a quimioterapia o inhibidores de la tirosina-cinasa, que se publica en el último número de Annals of Oncology, hallaron un 18 por ciento de interacciones, y el 29 por ciento de ellas se asociaron con terapias complementarias, “principalmente toxicidad incrementada y pérdida de eficacia de tratamientos contra el cáncerâ€.
Según Markus Joerger, del Hospital suizo de St. Gallen, “los pacientes tienden a creer que los suplementos o las hierbas son seguros, lo cual no es cierto. En la práctica clÃnica, si el médico no sabe qué está tomando su paciente, el riesgo de interacciones puede aumentar significativamente y variar los resultadosâ€. Sin desdeñar la información que el paciente obtiene de internet o de otros enfermos, Joerger insiste en informar al oncólogo de todo lo que se esté tomando y en dejarse asesorar sobre las diferentes opciones complementarias. En sintonÃa con la deseada medicina de precisión y dado que cada vez hay más opciones disponibles, esenciales y complementarias, Joerger recomienda “invertir en una medicina integral que combine terapias convencionales y no convencionalesâ€, lo que implica formación, estudios y bases de datos. “Se necesitan más esfuerzos para comprender cómo administrar tratamientos mixtos de manera segura y acumular experiencia para asesorar mejor a los pacientesâ€.
Si el médico no sabe qué está tomando su paciente, el riesgo de interacciones puede aumentar significativamente y variar los resultados
Un paso imprescindible es alcanzar un consenso sobre lo que deberÃa significar la oncologÃa integradora. Por ejemplo, en el entorno del cáncer de mama, la ESMO ha reconocido los beneficios del ejercicio fÃsico, los programas de reducción del estrés basados en el mindfulness, la hipnosis, el yoga y la acupuntura, siempre como cuidados de apoyo. No recomienda en cambio, por sus beneficios nulos o por sus perjuicios, los suplementos antioxidantes, los herbales, los minerales, la terapia con ozono y oxÃgeno, las enzimas proteolÃticas, los fitoestrógenos y las dosis altas de vitaminas.
En el vademécum complementario, distinguir las pérdidas de tiempo y de dinero de lo que puede mitigar el estrés o fortalecer el organismo no es fácil, pues el efecto placebo enmascara a veces las eficacias, y las pluriterapias son muy comunes. En otro estudio presentado también en el ESMO 2018 por el grupo de Peter Hohenberger, del Hospital Universitario de Mannheim, en Alemania, sobre 325 pacientes con sarcoma, tumores del estroma gastrointestinal (GIST) y tumores desmoides, se ha visto que el 51% usaron terapias complementarias. Las razones declaradas para ello fueron potenciar el sistema inmune (78%), aliviar dolores y molestias de la quimio (76%) y reducir el estrés (53%), los sÃntomas o los efectos adversos (36%).
El diagnóstico de cáncer despertó el interés por estas terapias en el 44% de los pacientes, que probaron suplementos de vitaminas y minerales, hierbas chinas, homeopatÃa, acupuntura, meditación, yoga, tai chi y cambios dietéticos como la dieta cetogénica o la vegana. “Hemos observado -precisó Hohenberger- que las vitaminas y minerales son muy populares, pero los pacientes los toman especÃficamente en lugar de acudir a los suplementos multivitamÃnicos; asÃ, la vitamina D es la preferida, seguida del selenio y el zinc, la vitamina C y la B17â€. A diferencia del mayor interés por las interacciones entre fármacos, a la mayorÃa de los pacientes no les preocupan los problemas de seguridad con los remedios complementarios. “Cuando observamos las fuentes de información sobre prácticas no convencionales -comentó Hohenberger-, los oncólogos representaron solo el 7%. Internet y otros medios suponÃan el 43%, los amigos el 15% y otros sanitarios el 14%â€.
The post Cáncer: terapias de apoyo y sin apoyo appeared first on Diariomedico.com.